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Mini relato "Psyche" de nuestro amigo Wolfen

Hoy un pequeño aporte de uno de nuestros amigos de La Taberna de Laurana, que nos paso hace un tiempo un par de mini relatos y que creemos que debemos ofrecerlos a todos nuestros FanHammeros para que no solo nosotros seamos los que hemos podido disfrutar de él. Buena lectura.

PSYCHE

Había amanecido en Ryza. Una brisa suave recorrió la cara del orko, sentado allí al borde de un acantilado en donde se había acantonado con los suyos: aquel planeta le daba una confortable sensación de paz, cada día que amanecía en aquella tierra, sentía su cuerpo más vivo que nunca. Pero poco tiempo le quedaba para disfrutar de la paz: batidores habían informado de la presencia de las naves interestelares de los marines espaciales en las capas altas de la atmósfera del planeta.

– “¡Waaaaaagh! Malditoz humanoz, ziempre eztorbándonoz… Eztoy harto de zuz intromizionez…”- Gurthash, un compañero de batallón, se había acercado a él, y ahora estaba sentado junto al lugar en donde él permanecía de pie.

– “¿Kalla, eztúpido, no vez que eztaba akí intentando no penzar?”- dijo el orko, y a continuación ambos comenzaron una encarnizada lucha de golpes, mordiscos, arañazos…

– “¡Ya bazta, haraganez!”- se acercó su superior, un kaudillo de gran tamaño, el doble de alto que la media orka- “dejarlo ya y venid aquí, hay unoz kuantoz humanoz por deztrozar, ¡y habrá para todoz!”- Justo cuando terminaba de increpar a sus inferiores, el kaudillo orko contempló cómo en el horizonte se formaba una tormenta de negras nubes, oscuras como la noche más profunda, que eclipsaron al sol doble del planeta, sumiéndo las tropas orkas en las tinieblas… El kaudillo sabía de los métodos de ataque de los marines, pues aún guardaba una cicatriz producida en un asalto a una academia de éstos en Catachán, del que apenas escaparon él y un par de orkos más: tuvieron mucha suerte- “¡Rápido, todoz a kubierto!”- exclamó, mientras comenzaba a correr hacia la cueva más cercana. La mayoría de orkos le siguieron, pero para algunos fue tarde y no lograron llegar a las cuevas: un fino pero potente rayo surgió de entre aquellas nubes negras, y en cuanto tocó la superficie del hemisferio del planeta en donde ellos se encontraban, hizo crecer un enorme hongo de plasma hacia los cielos, hongo que creó una onda expansiva que arrasó todo a su paso, mientras el kaudillo, desde un agujero de la cueva, miraba tras unas lentes ennegrecidas: conocía bien los bombardeos orbitales de los Hijos del Emperador, pocos habían sobrevivido a ellos.

Crimson_Fist_vs._Ork_Warboss

Pasaron largas horas hasta que el kaudillo dejó a los suyos salir de las cuevas, y cuando lo hicieron, apenas reconocieron la visión que les era mostrada: brillantes estelas, similares a las de meteoros, surcaron los cielos a millares, mientras los orkos chillaban, pues conocían sobradamente las cápsulas de desembarco, algunos de ellos habían podido destruir alguna en alguna escaramuza para la que partieron con superioridad numérica. Por lo demás, lo que antaño había sido un florido bosque de musgos no era sino un desierto con un enorme cráter allá en la lejanía…

– “Vamoz, loz marinez estarán pronto aquí, ¡preparaos para destrozarlos! Hay para todoz”- gritó el kaudillo.

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Respiro con dificultad. Mis órganos vitales apenas responden a mis órdenes: llevo cuatro días de lucha sin cuartel y el enemigo avanza sin demora. Los míos apenas oponen resistencia ante su coraje, empuje y ferocidad: pronto estaré muerto, aunque no sé cuánto tiempo me queda… Espero que al menos sea el suficiente para ver un amanecer más, aunque el sol no ha aparecido en el horizonte debido a la presencia de las naves enemigas, toda una flota.

Me detengo un momento a respirar, jadeante, intentando recobrar energías para reemprender la huída. Miro mis manos, llenas de la sangre de mis enemigos y de mis camaradas, además de la de mi kaudillo. Yo estaba allí cuando él cayó el primero, abatido por el capitán adversario, quien combatía envuelto en luz. Mi espada y mi armadura están abolladas, y la protección de mis rodillas se me ha clavado en el talón del pie derecho, lo cual me ha provocado una severa cojera. Pero no puedo pensar en ello, debo continuar.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Han pasado varias semanas y mi pie derecho no me responde, apenas puedo caminar. Ahora mismo estoy escondido en una cueva bajo tierra que he podido cavar durante la noche. Pero el enemigo nunca duerme, siempre acecha… Ya vienen.

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Tindarium, con una visible expresión de sufrimiento en su rostro, apartó su mano del cadáver que tenía delante: siempre que leía el pensamiento de los cadáveres del enemigo, su mente sufría una transmutación, haciendo suyas las emociones del enemigo. Y aún no terminaba de acostumbrarse a ello, pues hacía poco que se había graduado en la Academia. El orko al que había tocado había sido abatido tras ser arrastrado desde una cueva subterránea en la que se había ocultado. El ser les había dado información muy valiosa sobre las posiciones de los orkos y sus asentamientos en el vecino planeta de Catachán. El Bibliotecario ajustó su capucha psíquica y se adentró en el interior de la jungla, dispuesto a encontrarse con el Señor de su Capítulo, ¡necesitaban ir a Catachán cuanto antes!

FIN

Wolfen

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2 comentarios

  1. Muchas gracias por ponerlo por aquí!

    Y gracias por el comentario, Javier… uno hace lo que puede, siendo de ciencias xD

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